Primero dimos por sentado que no pasaría en nuestro país, luego que no pasaría en nuestra ciudad, al final nos limitamos a creer que no tocaría al barrio.
Cuando los primeros niños fueron llevados achacamos la culpa a los padres. Un descuido. Hasta que fueron tantos que ya no pudimos negarlo. Nos estaban atacando.
Veo a Jorge dormido, recogido sobre sí mismo en el sillón. Debo llevarlo al médico. No tengo gasolina. Las raciones se han acabado hace semanas.
Jorge tiembla de fiebre. Me lo echo a cuestas como cuando era más pequeño. Pesan, y me sorprende: los niños crecen, a pesar de todo.
Me animo por la acera, hay poco otros caminando pero su presencia me reasegura. Ninguno lleva niños y me miran. Quiero decirles que es mi única opción.
Voy rápido y estoy por cruzar la calle cuando siento la mordida lacerar mi tobillo. Pierdo el equilibrio. Mi cabeza azota. El mundo se va a negros. Regreso y veo la banqueta extenderse frente a mis ojos.
Se llevan a Jorge. No hace ruido.
Ya nos alcanzó (Alexia Lefebvre)

Excelente!
Excelente….vamos por mas