No puedo vivir sin música. Amy Winehouse anima mis momentos tristes, Diana Krall llena mis instantes de soledad y Leonard Cohen me cura los cardenales. Lo que más me gusta es cocinar cantando, como aquel día, señor juez, en que, al ritmo de Macarena, confundí el matarratas con la sal.
Vivo cantando (Patricia Richmond)

¿Pero el ritmo lo cantaba o lo bailaba?