Sé que me vigilan, cada vez que estoy sola siento su mirada en mi nuca y un escalofrío corre por mi espalda. Pero cuando volteo él ya no está ahí, es tan rápido y me observa tanto que sabe cómo ganarle a mi mirada, pero yo estoy segura que él está ahí.
Cada vez más presente, cada vez más intruso. Ha entrado en mi casa y me vigila desde dentro. No lo encuentro, no sé cómo hacerlo salir.
¿Crees en fantasmas? Ahora yo sí, después de mucho pensar no encuentro otra conclusión que explique a mi vigilante. Su presencia cada vez más fuerte, me hiela la sangre. Siento como cada vello de mi cuerpo se eriza, cuando por el rabillo del ojo puedo ver esa sombra prominente, amenazadora, que cada vez más grande, cada vez más cerca, me observa.
Me gusta por su facilidad de lectura,para mi un indiciio del dominio de la redacción.