Dos pequeños juegan con la espuma que fue dejando el mar, la esquivo. Busco alguna referencia, la manta roja, la bicicleta. Un joven ingresa corriendo al mar, me salpica, lo insulto en voz baja. Camino un poco más sobre la arena mojada, mis pies se hunden en la arena.
Una bandada de pájaros cruza el sol y yo lo miro. Cierro los ojos, dejo que el baile de figuras anaranjadas recorra mi cabeza. Intento distinguirlas, cuento siete. Alguien grita, debe ser el muchacho que entró corriendo al mar, no importa. Recuerdo que esas formas desaparecen rápido. Frunzo el ceño para retenerlas, un trazo oscuro las está apartando. Dos o tres personas pasan cerca y me salpican, tambaleo. La figura más grande se queda, busco el sol con los ojos cerrados, para hacerla fuerte y mantenerla. El sonido de un silbato me distrae creo escuchar a Ana llamándome. Levanto apenas los párpados, ella corre hacia mí. Resignado abro los ojos. No encuentro la manta roja, ni la bicicleta.
El viaje (Laura Bech)
