Todos me desean. A todos seduzco. Se pelean por mí, me buscan, me huelen… no hay nadie que escape a mi atracción. Todo, absolutamente todo gira a mi alrededor. El mundo funciona y yo soy el único responsable.
Tengo muchos dueños, con manías y gustos diferentes. Sin embargo, todos me protegen. A ninguno le gusta exhibirme y todos prefieren conservarme.
Soy motivo de disputas y de luchas… pues lo doy todo a quien me tiene.
Cambio de color, de tamaño, me llevan de un país a otro, me mueven… pero siempre con sumo cuidado de no dañarme, pues al fin y al cabo sin mí… sin mí son míseros.
Soy poderoso caballero que sin montura ni armas soy capaz de arruinarte o afamarte. Soy poderoso Dinero, que paso por tu manos cientos de veces. Aparezco, desaparezco. Todos me codiciáis y anheláis. Y yo, sin sentir ni padecer, os odio con toda mi alma. Soy vuestro dios material, que, con sagacidad, os brinda vuestros placeres. Conservadme y sed audaces o morid a mi merced. Vosotros decidís… si es que podéis.
Todos me desean (Jesús M)
