Su tinta, preciosa y concisa me permite libremente tomar todo de ella, no se molesta, al contrario, le agrada, porque sabe que cuando saco todo de ella es porque intento hacer algo precioso, la tinta me deja ensuciar o perfeccionar mis locuras; la tinta me acompaña y me deja solo cuando ya ha recorrido un largo camino de errores y otro, tal vez más corto, de victorias. Esa tinta es mi amiga, lástima que no hable, pero que bueno que puedo hacerlo por ella.
Tinta (Alejandra)
