El tiempo en Budapest pasa más despacio que en el resto del mundo. Por la mañana da tiempo a hacer lo que tienes planeado durante todo el día. Los relojes se mueven mucho más despacio, pero la gente no parece darse cuenta. Es de lo más curioso. Me acordé de como pasaba el tiempo en ese instante, mientras me rompía el corazón. En ese momento el tiempo estaba pasando como en Budapest, lento y aburrido, sin paradas pero sin avances. Mientras hablaba, podía sentir mi corazón deshacerse en piezas, una a una, caer desperdigadas y puntiagudas por mi cuerpo y, casi indiferentemente, cortarme por todos lados. Pero, como un herido en una batalla, tenía que disimular el dolor y afrontarlo con coraje. Y, a partir de ese momento, el tiempo en mi vida empezó a ir al mismo tiempo que el de Budapest.
El tiempo en Budapest (Sofía Vega Nuñez)
