Harta del dichoso baile y del calor, decidí huir. Toda la atención se posaba en los reyes. Si quería irme, ese era el momento. Sin correr, salí del pueblo; vigilando si alguien me seguía.
En las afueras me sentía aliviada. La tenue luz de la luna era suficiente para no tropezarme. La brisa componía una melodía fresca y aterciopelada.
Sonó un crujido. No estaba sola. Presa de la incertidumbre, me agarré el vestido y corrí. Oía pisadas rápidas. Caminé en eses para despistarlo. Un instante después, no escuché nada. Me detuve, dándome cuenta de que me había adentrado al bosque mucho ya que me encontraba enfrente de la laguna Deep.
El calor era insoportable. Me humedecí la cara. «El agua está helada… y hechizada» pensé e inmediatamente me empujaron por la espalda. Me hundía y me helaba cada vez más. Pero justo antes de morir, lo vi. Era Gladio.
Entonces abro mis ojos llorosos. Gladio está mirándome, esperando. «La visión dice que serás mi asesino» declaro.