– Debo salir de aquí. Pero no huir; tampoco cuenta ser expulsado. Todas esas opciones servirían a un propósito inmediato pero apunto a otra idea.
– ¿A cuál?
– A la eternidad, ¿tal vez? O la justicia. O simplemente a la vida porque la vida contiene lo eterno y lo justo.
– Lo dudo.
– Porque no estamos vivos sino muriendo; en nuestra necesidad de sobrevivir nos estamos traicionando. A nosotros por individual, a todos en conjunto.
– No todos; cuidado con eso.
– Tienes razón. Tú das de comer y de beber a los clientes sin embargo yo…
– Sin embargo tú, qué – cortó veloz -.
– Hacer bien mi trabajo exige alienarlos, a mis hermanas y hermanos, más aún sin que se den cuenta.
– Y eso te duele.
– Me denigra. No solo el no producir valor con este trabajo sino el tensar nuestras cadenas.
– Parece que no hay salida en esta situación…
– Nunca en los juegos de suma cero.
– ¿Juego de suma cero?
– Este trabajo, por ejemplo; haberme enamorado de ti y que si lo descubren me manden de nuevo al paro.
Suma 0 (Rubén Alberto Arcos Ferrández)
