Miro al mar mientras me descalzo y me siento en la arena. Mi vestido blanco, largo, está mojado. No recuerdo cuando perdí el velo. El viento me despeina, siento frío. Me levanto y voy de un lado a otro, por la orilla. El mar, el cielo, lo ocupan todo. Marcos se acerca y se detiene a mi lado.
–Te he buscado toda la noche.
No digo nada, no lo miro. Huele a arena, a sal.
– No puedes dejarme, no sin una explicación.
–Aquí no existen palabras, –le digo volviéndome hacia el mar.
–Entonces, ¿dónde?
–Lejos, en la mentira.
Sin amor (Carmen Roiz)
