Hoy, el silencio, ya no duele tanto.
Los dientes que apretaban furiosos los labios de la ira, ahora son blanca bandera que flamea al son de tus ojos. Éstos se cierran y se abren en compases armónicos que invitan a llevarte al mundo onírico del que provengo. Allí encontrarás los campos verdes, enormes parodias de dicha, donde establecerte abandonando la nómada búsqueda del amor que emprendiste hace ya tanto tiempo. Son sólo grandes llanuras, no busques techo que te cobije, no ansíes ocupar uno sólo de aquellos lugares. Allí están para que los recorras a destiempos, los habito para descubrirlos de tu mano… ¡Qué maravilla!..El olor de tu pelo, la sonrisa en tu rostro, tu cuerpo libre como mis pensamientos, tus dedos decorados por aquellas nacaradas uñas que levantan los poros de mi carne. Ya ni hambre tengo. Me alimento de ti bebiéndote a sorbos desesperados, comiéndote a besos inconclusos, esculpiéndote con mis dedos.
El silencio se ha ido, en su lugar habita tu nombre en mis días.