Bailo en mi habitación, cuando nadie me ve. Bailo con los ojos cerrados y moviendo los brazos al ritmo que me impone el nuevo disco de Adela. El alma vuela libre mientras lo hago, siento que soy algo más que un cuerpo con ciertas limitaciones. La música es un velo que me acaricia en un sueño tan real como la vida misma. La magia se rompe en algún momento, cuando alguien entra a preguntar si necesito algo. Pero lo que deseo es seguir así, con los ojos cerrados, deslizándome en círculos sobre mi cuerpo, porque cuando despierte, las ruedas me conectaran a la tierra mucho más que a cualquier persona. Por eso bailo, cuando nadie me ve, ignorando la gravedad que tirará de mí en unos minutos, cuando la canción acabe y el silencio me susurre que la magia ha terminado.
El ritmo (Elisa Campos Aguilar)
