Hacía casi cuatro años que no las frecuentaba. En la última mudanza las había metido en la caja de cosas que no necesito pero que no se deben tirar.
“Si usted se encuentra deprimido –no te jode si fuese feliz os necesitaría– y/o sufre un trastorno de ansiedad –siempre pensé que en esa relación la copula era inevitable-, puede en algunas ocasiones tener pensamientos en los que se haga daño o se mate a sí mismo. Estos pueden ir aumentando al tomar depresivos por primera vez….”–sin problema, ya me han ido aumentando sin falta de tomar las putas pastillas–.
Dejé de leer el prospecto. Me habían ayudado a poder aguantar el infierno de mi relación con ELLA. Algunos esperan a morirse justo hasta el final, yo empecé el mismo día que la conocí. Me empezó a dar igual, absolutamente igual. Era imposible que fuese por las pastis rosas. Lo sé. A pesar de haber tomado ración doble ese lunes, sabía que el fluoxetina y el bupropión todavía no eran mis aliados.
Todavía.