Fue durante la última convención científica “Futuros Condicionantes Genéticos” donde por fin se fechaba para el año 9.000, década arriba, década abajo, la completa desaparición de nuestro dedo meñique del pie. Aunque por aquel entonces nadie imaginaba lo que se nos venía encima, una vez la evolución puso en marcha toda su maquinaria biológica.
Los años se sucedieron con lentitud, pero dicha evolución ya había metido la pata siglos atrás al invertir el proceso, y lo único que iba a quedar de nuestra especie sería justamente ese dedo meñique.
Alrededor de 9.089, seres extraterrestres visitaron la Tierra en respuesta a una de tantas señales enviadas al cosmos avisando de nuestra existencia, pero se toparon con una ridícula civilización de dedos meñiques, a la que ni valía la pena someter.
Volvamos, aquí no hay nada que hacer. Total, este planeta acabará engullido por su estrella, ordenó el capitán de aquella gigantesca aeronave espacial que supuestamente venía en son de paz.
Patinazo evolutivo (David González Fernández)
