Dicen que llegó para dar verdor a su vida en tierra. Apareció para dar su alegría y su amor a las semillas, que crecieron y comenzaron a oxigenar todo su alrededor.
Le regaló su aire.
Dicen que, pasado el tiempo, la combustión entre ellos terminó por quemar todo, quedando el bosque reducido a cenizas. Y aquí es donde se encuentra ahora: entre cenizas.
Cenizas con aires de sufrimiento.
Lo que nadie le dice es que, con unos meses de más, sus semillas volverán a brotar. Comenzarán a romperse con dolor. Seguirán rompiéndose de dolor.
Dolor con matices cenizos.
Lo que nadie le dice es que se desgarrará por dentro sin piedad para, sin saberlo, sacar algo mejor. Nuevas vidas. Nuevos comienzos. Verdor, alegría y amor.
Y se volverá a oxigenar.
Quizás, de nuevo, de ti.
O quizás de otro.
Oxígeno (Arun Chulani)
