La anciana se puso en pie y se dirigió con paso errante hasta ellos para observarlos más cerca. Lo que Lobunna vio en los ojos de los dos chicos le heló la sangre. Hacia cientos de años que eso no sucedía, que estaba prohibido por el gran rey. No podía dejar que aquello saliera a la luz, los matarían al instante.
—Debéis huir, muchachos, debéis escapar de aquí y viajar al otro mundo…allí nadie impedirá que podáis dar rienda suelta a los que os une.
—Pero, anciana Lobunna, ¿qué es esto que sentimos que nos ahoga y nos llena de dicha?
—Es amor mis bellos muchachos. Un sentimiento totalmente prohibido aquí. Si el rey se entera, mandará que corten vuestras cabezas y se la echen de comer a sus perros. Debéis marchar lo antes posible y no dejar que los guardianes os miren a los ojos, sino, estaréis perdidos.
—¿Por qué? —musitó Bella con lágrimas en los ojos mirando a Lúpin.
—Porque el amor ya no existía y vosotros habéis abierto de nuevo la caja de Pandora.Tenéis que huir o perecer.
El mundo sin amor (Elisabet Arranz)
