— ¿Cómo podéis ser mujeres y ser tan machistas? Con esas fundas de almohadas que os ponéis y esos pañuelos. Y luego a vuestras hijas también ¡Qué vergüenza! Que parecéis fantasmas.
— ¡A saber si es realmente una mujer lo que va debajo! Que podéis llevar una bomba con tanto trapo. ¡Tenía que estar prohibido, hombre!
—Y en los colegios tapándose con los pañuelos esos también. ¿Dónde vamos a llegar?
— ¡Si vienes aquí, a vivir como todos aquí!
Y entonces, la Virgen María, que decidió aparecerse en aquel pequeño pueblo, salió corriendo, llorando.
Moros y cristianos (Jose Luis Mellado Valle)
