El banco promociona un set playero y no te resistes. Consigues una toalla, una sombrilla y una nevera. Todo de un azul veraniego. El primer día de Julio coges tu coche y conduces hasta la playa más cercana. Dejas tu sombrilla plantada, tu toalla extendida y vas a por el primer chapuzón del verano ¡Splash!
Luego andas mucho por la orilla. Es una de esas playas sin espigón. La arena lejana se siente infinita.
Regresas en plena hora punta. Sonríes al reconocer otra sombrilla del kit del banco, azul como la cúpula de una catedral. Avanzas y las sombrillas azules ganan terreno a las demás. Te llegan gritos de bronca y ves personas paradas en la orilla. Pierdes la sonrisa al contar treinta sombrillas azules seguidas.
Los socorristas separan a dos hombres que se pelean por una nevera. Otros deambulan perdidos con las espaldas quemadas. Tú observas con los demás desde la orilla el laberinto de sombrillas azules. La marea empieza a subir.
Me gustan los largos paseos por la playa (José Carlos)
