Me encanta el fútbol. De mayor, quiero ser Messi. La semana pasada, para mi cumple, mi padre me regaló un balón y mi madre, para todos mis primos, mis amigos, mis tíos y también para mis abuelos, hizo mi comida favorita. Cumplí once años. Fue uno de los días más felices de mi vida. Pienso, otra vez, en la comida tan rica que había. Creo que tengo hambre porque debería haber vuelto a casa ya. Seguro que mi madre está preocupada. Me salí al parque con mis amigos y con mi balón nuevo. Estaba contento porque iba ganando pero, ahora, no dejo de llorar porque no siento mi cuerpo. Si me muevo, tengo mucho dolor. Casi no puedo respirar y no oigo nada. Si aprieto los ojos, veo a mi mamá que me dice: “Aguanta, Samir, por favor, aguanta mi niño”. Siento que los escombros me aprisionan, me aplastan todo el cuerpo. Ahora hay un pitido insoportable y no puedo parar de llorar. Vuelvo a ver en mi cabeza cómo aquel hombre saltó por los aires, en nombre de Alá explotó. Mamá ven, por favor, mamá.
Mi sueño (Marian Molina)
