—Cariño, tengo frío.
—Ven, arrímate —le dijo él, abrazándola.
—Me gustas con barba, estás muy atractivo.
—Hay que ir a la moda —Los dos sonrieron. Ella le besó en la mejilla.
—¿Sabes?, mañana empiezan las rebajas. Podemos ir al centro comercial, comprar algunas cosas y comer en el italiano, que te encanta.
—Y terminar la noche de copas por el paseo.., no es mala idea —Se abrazaron más fuerte.
—¿Lloverá? —preguntó ella preocupada.
—No creo, parece que va a ser una noche tranquila.
Se quedaron en silencio, esperando a que el sueño les venciera.
—Duérmete cariño, es tarde.
—Tengo miedo. No aguanto más.
—No te preocupes, duerme. Mañana será otro día.
El viento empezó a soplar, augurando otra noche de frío y recordándoles que por abrigo solo les quedaban sus abrazos y unos mugrientos cartones.