Hasta las más importantes historias se podrían contar en un par de líneas, la de aquel anciano al que la lectura de novelas de caballería le conduce a la locura, y emprende una aventura con un campesino al que cree su escudero, luchando contra molinos que ve como gigantes. O aquella otra de un científico que jugando a ser Dios, crea vida a partir de cadáveres de otros, un monstruo incomprendido en este mundo de salvajes. O esa pesadilla en la que un hombre despierta convertido en ese insecto que cada uno imaginamos… Todas estas y otras historias, las podemos escribir en un par de líneas, entonces, ¿por qué alargarlas? Porque como Sherezade queremos sobrevivir, y que el sultán no nos corte la cabeza.
Los caprichos del sultán (Ricardo Pernas Reboredo)
