¡Ámame! Ámame con locura como si fuera la primera noche. ¡Bésame! Bésame con pasión como si me conocieras de siempre. Las caricias, los dedos, las bocas, el sudor, la piel, los cabellos, los sexos, los suspiros, todo se entrelaza sin orden. Se despertó de pronto, su corazón palpitaba más rápido que nunca y sus dedos ¡húmedos!
Esa mañana, Sor Ángela cantó, más alto que todas sus hermanas del convento, con una relajada sonrisa en sus labios.
Como la primera vez (Nuria Ruiz Fernández)
