– Te amo. ¿Y tú, me amas también?
– Por supuesto querido, hasta que la muerte nos separe.
Ella no lo engañó, si él no supo interpretar esas palabras, fue su problema.
Él pensaba que su amor sería eterno y qué más romántico que suicidarse juntos como Romeo y Julieta. Ella tenía otros planes, alguien la esperaba hace semanas y no se decidía, cuando le propuso el suicidio conjunto, una bombilla se encendió en su cerebro. Le pareció la mejor idea para terminar con todo.
– Adiós, querido – le dijo mientras le soltaba la mano y lo dejaba caer por el balcón- Te amaré hasta que la muerte nos separe, no lo dudes- le dijo en un susurro y se marchó.
Hasta que la muerte nos separe (Nuria Ruiz Fernández)
