Llevo tres días escuchando el viento golpear el cerrojo de mi casa, afuera crujen los árboles y es de noche. Sin razón aparente, cada diez minutos, una bandada de cinco
palomas decide suicidarse contra la ventana de mi cuarto. Mientras escribo esto, aguardo con inquietud la próxima embestida.
La espera (David Rey Fernández)
