Algo le había intrigado desde hacía muchos años. No encontraba explicación al hecho de que en ocasiones seguía teniendo hambre aun después de haber comido todo lo que le apetecía. A veces sentía mucho frío a pesar de estar perfectamente abrigado o tener encendida la chimenea, o por el contrario un intenso calor, incluso cuando tenía accionado el aparato de aire acondicionado. Incluso en ocasiones se sentía invadido por una profunda tristeza sin motivo aparente. Su médico le había asegurado que no hallaba síntomas de ninguna extraña enfermedad, aunque tampoco había encontrado los motivos que pudieran justificar que esos extraños sucesos le ocurrieran. Un día, repentinamente, todo eso dejó de suceder y nunca más volvió a repetirse. Años más tarde, tras la muerte de su padre adoptivo, una antigua carta encontrada entre otros recuerdos, se lo aclaró todo. “…Tu hermano gemelo corrió peor suerte; murió en la calle mientras mendigaba…”
La Carta (José Luis Chaparro González)
