Desde que comprendimos que nos separaba un abismo, permanecemos siempre muy juntos, por temor. Cuando escribo un poema, tú elogias su ritmo, ensalzas su originalidad y pones por las nubes la profundidad del mensaje. Pero yo sé que lo que te gusta de verdad es la prosa, que cuando lees prefieres encontrar una introducción, un nudo y un desenlace; que los puntos y las comas estén en su sitio, que la consonancia quede por encima de la asonancia.
Por otra parte, cuando me retratas, ensalzo la minuciosidad de tu técnica, la suavidad de los trazos y presumo de lo guapa que he quedado, de lo asombroso del parecido. Pero sin embargo tú piensas, no sin razón, que preferiría haber encontrado alguna asimetría, pinceladas más enérgicas, un guiño cubista o un canto al surrealismo que delate mi carácter. Sin embargo, continuamos abrazados cada vez más fuerte, porque si nos soltamos, no sabemos en brazos de quién podríamos caer.
Me he visto identificada totalmente en ese aferrarme por no saber en que brazos caer… lo he hecho muchas veces en mi vida y justo ahora estoy rompiendo ese temor y dejando que la vida me lleve donde tenga que ir, y caer en los brazos de quien tenga que caer… en lugar de aferrarme… soltarme.
Muy bueno «lagarto» ya tienes mi voto!