Por estos días, por estos apuros, por esta forma de encarar el cosmos, necesitamos de la brevedad. No vayamos con largos discursos, con alocuciones y diálogos cuantiosos. Más bien la síntesis. Lo mismo pero dicho de un toque. Hay que ser magos para encontrar el término exacto, por eso queremos contar este microcuento. Había una vez un círculo donde la gente se reunía para hablar del amor. Todos coincidían en no dejarlo apagar. Atizarlo con palabras leves, pero contundentes. Es hora del microcuento. Por lo que vemos, ya llegó el juglar. Se abren los enigmas. Se dejan trotar los Rocinantes llenos de aventuras. Se reúnen a las hadas de los bosques de Alaska y a los príncipes malditos que siguen enamorando a las despechadas. Hay revuelo de flash y todo es un soplo. Pero hay una historia para contar. Ella quedará en el aire para que siga rodando de boca en boca, como parte de la eternidad.
Es hora del microcuento (Alicia Giordanino)
