Cuando despertó de ese larguísimo sueño, había transcurrido la friolera de cien millones de años. De entre los miles de acontecimientos que habían tenido lugar en ese lapso destacaba de manera grandiosa la llegada del cometa. De modo que cuando abrió los ojos y se volvió hacia la mesita de noche para saber qué hora era, notó, con sorpresa, que esta vez el dinosaurio había desaparecido.
Homenaje a Augusto (Dagoberto Espinoza Chávez)
