Hormigueo ardiente por la nuca. Corre, salpicando prisa. En la espalda una herida de la que brutalmente brota sangre. Miedo por todo, de todos. Vértigo. Por pérdida de sangre o por la intoxicación etílica…los gatos ladran, y la gente juzga. Descojonarse, sentirse superior a cualquiera, vigorosamente feliz e ignorante. Pero Joder… que calor, como si alguien estuviera cocinando carne a la brasa en las entrañas. La uña del índice en la herida de la espalda, paso a las primeras arcadas. Rápido. Después medio dedo, el infierno abrasador por dentro. Se hunde, el Puño entero. Retorcido de dolor, sangre y sudor, más humano y sincero que nunca, sin carne, a solas con su alma.
Alrededor la gente chilla, llora, vomitan, o se tapa los ojos. Las madres ponen a sus hijos de espaldas. Los hombres piden que pare, pero es solo cuando siendo un amasijo de huesos, músculos, venas y nervios es él mismo. Sin carne que de nada vale, contento. Los perros aúllan. El dulce y cálido placer de la CARNE…
Hecho en crudo (Borja Esteban Rey)
