«Esta vez no quiero despertar. Tal vez sea un mal presentimiento o algún sonido extraño que me alerta a través de los huesos… Siempre que duermo oigo el batir de unos tambores: tambores amigos, lejanos. Su ritmo es monótono y tranquilo, pero hoy suenan distintos. Hoy me inspiran miedo… Noto las manos agarrotadas. Siento que las uñas se me clavan en la carne y que mis pies se encojen. En esta oscuridad estoy completamente solo. Mi boca es incapaz de pedir ayuda, mi cuerpo se dobla, se hace pequeño… Aunque lo intento, no puedo abrir los ojos… se me agotan las fuerzas… no sé luchar contra esta poderosa amenaza que quiere interrumpir mi paz… no sé de qué se trata… algo me arrastra hacia la incertidumbre… me ahogo… desde el final de mi conciencia un grito apagado, involuntario, acude a mi garganta… me desconozco… nunca sabré qué es lo que dicta esta protesta que me brota feroz… manoteo en la nada. ¡Se me enfría la piel! ¡Algo me está arrancando del vientre de mi madre! ¡¡Creo que nazco!!»
Hacia la luz (G. Felipe Grisolía Ambrosini)

Me ha gustado el recurso de narrar una historia que se podría interpretar como la muerte, pero que en lugar de serlo , se refiere al nacimiento. Bastante ingenioso. Mucho éxito.