Las cosas tienen su momento. Si su momento pasa, tratar de reconstruirlas es como fingir. Fingir la pasión que sentías cuando se te ocurrió hacerlas, fingir que aún necesitas llevarlas a cabo. Fingir las ganas.
Las cosas trascienden la organización, los planes y los horarios. Vienen de todas partes y tienen vida propia. Tienen su momento. La furia que sentías mientras redactabas algo mentalmente se ha esfumado. Aquello que te hizo imaginarlo y componerlo se ha desintegrado. Pero lo que creaste no se ha perdido. Está en tu cabeza.
Pero su momento ha pasado.
Fingir la pasión (Agustín González Perea)
