Con una cuerda de los chinos, y el sabelotodo internet, conseguí fabricarme una soga de ahorcado que se me antojaba más que decente. Cierto que era de plástico y de un azul poco visto para estos menesteres, pero la eficacia es prioridad ante la estética.
Bueno, a estas alturas ya has deducido algo. Pues sí, cuando ya le había dado la patada al taburete y la cuerda apretaba más allá de la broma, tiré fuerte de ella hasta romper el techo de escayola y caer al suelo. Me estaba gustando.
Por fin (Javier Palanca Corredor)
