Desde el minuto en que se produce la concepción, de la cual nos enteramos pasadas algunas semanas, nuestro mundo comienza a crecer. Al comienzo un estado aletargado sirve para crecer y desarrollarse, en un ambiente preconcebido para que no falte nada durante la estadía de nueve meses en condiciones normales.
Al salir del útero materno las cosas cambian. Para empezar los pequeños pulmones deben comenzar a respirar aire, no tan puro y limpio por cierto. Para continuar, hay que dejar ese lugar con el clima justo para pasar a usar varias prendas hasta lograr la temperatura adecuada. La alimentación también se ve modificada, ahora hay que aprender a deglutir los alimentos que antes eran suministrados directamente sin necesidad de trabajo alguno. Podría mencionar otros lujos que se pierden con el desalojo del seno materno.
Sin embargo, este desalojo es necesario. Será aquí donde deberemos transitar por un sin fin de experiencias con el fin de alcanzar nuestro máximo desarrollo personal.
Evolución (Carla Pérez)
