Eva era un poco nefelibata y tarambana, parecía una entelequia reconducir su actitud. Se trataba de una cordera nacida hacía tan solo dos meses. Desde entonces su mamá, Manoli, andaba un tanto taciturna, por los guirigáis en los que se metía su nívea criatura. Una mañana Eva decidió ir a explorar al río, con tan mala fortuna que resbaló y terminó sumergida en la terrible corriente. Manoli, que lo vio en la distancia, salió corriendo pensando en qué haría si su hijita se ahogaba. Su desaparición sería como bajar al más profundo averno, sería desgarrador, no podría continuar adelante con su vida ovina. Cuando ya parecía todo perdido, Salvador, el granjero dueño de las ovejas, se acercó a la orilla y con una red rescató al tembloroso animalillo, el cual parecía haber encogido de súbito.
¬—Eso te enseñará a no alejarte del rebaño —dijo sonriendo Salvador.
Y nunca más, Eva la cordera, se alejo de su mamá.
Eva la cordera (Luis Molina Aguirre)

Los bebes de todas las especies son curiosos,asi van aprendiendo aunque a veces eso entrane peligro