Después de tanto tiempo viviendo entre rejas, se me hacía extraño aquel ambiente familiar…
Aunque no había podido olvidar mi infancia, reconozco que me esforzaba cada día por superar aquellos golpes que tanto daño me hicieron.
Lo más duro fue el tener que separarme de mis padres y hermanos, los echaba de menos a cada momento, pero también me daba cuenta de que no pude hacer nada por evitarlo y esperaba que algún día, volviera a encontrarme con ellos.
Los años que viví en la calle habían reforzado mi carácter y no me fiaba de cualquiera; y no me había ido mal, hay que tener cuidado con las compañías…
Pero ahora era feliz, contaba con una nueva familia que me quería, una pequeña casa de campo con un extenso jardín, deliciosa comida casera, juguetes nuevos y una enorme cama donde descansar y soñar…
-¡Bobby ven!
Y allá que iba yo moviendo el rabo, como dando gracias por todo lo que habían hecho por mí.
Empezar de nuevo (Carlos Ortiz)
