Nos tatuamos la X que localizaba el tesoro.
Éramos el mapa emocional que indica “usted está aquí” con una señal. Cargando con la cruz de sentirnos nuestros, del otro.
Caminamos crucificados, como resucitando de otras relaciones.
Subimos altares que dan vértigo; el cielo queda cada vez más cerca y tememos no hacer pie.
Nos acostumbramos a pisar y ser pisados, y ahora volar se nos hace raro.
Fuimos los elegidos por el jurado que formaste conmigo.
Quisiera enseñarte cosas del amor, de cuando todo sale mal y duele. De cuando se va sin avisar y nos deja tirados en la cama. Follando. Como quien se tira al vacío.
Estamos marcados, y eso es lo que importa.
Tenemos una sensación sensacional de estar vivos a pesar de seguir crucificados. De llevar la X, porque estamos empatados.