Tras reincorporarse y comprobar que estaba bien, fue a reiniciar su camino cuando observó en el suelo la documentación del chico que había tratado de asaltarlo, ADRIÁN VEGA BARRIENTOS, después lo giró y leyó la dirección a la cual se dirigió con la esperanza de saber, quien era ese chico, y porque había tratado de asaltarlo.
Después de varios minutos caminando, llegó al destino donde pudo leer en un cartel al lado del número correspondiente del bloque RESIDENCIA INFANTIL/JUVENIL LOS REFUGIADOS, aquello empezó a olerle mal, aquel trozo de plástico le había llevado hasta allí. El asalto era intencionado o involuntario, para salir de dudas tenía que llamar al timbre y descubrir la verdad, una verdad dolorosa y amarga