Los que conocían a Jaime lo dejaban como caso perdido, sin remedio. Jaime siempre fue de hacer las cosas al revés, empezando por el final. Comerse las natillas antes de las lentejas. Abrir el paraguas cuando ya se había empapado. Ponerse los calcetines encima de los zapatos. Empezar un libro leyendo primero el último capítulo. Pensar antes de hablar. Enamorarse antes de comprometerse. Vivir antes de morir.
El orden de las cosas (Bárbara Martín)
