Efe Glez era el alumno más débil y más apocado de la clase. El más insignificante. Para Efe, el aula era un infierno, y aún así la consideraba siete veces más confortable que el patio. Para luchar contra esa circunstancia desarrolló una técnica formidable que le permitía integrarse en el bullicio carcelario del recreo y no llamar la atención de los matones. Era muy bueno jugando a pillar. Nunca, durante los once años que pasó en el colegio, le pilló nadie. Él tampoco cogió jamás a ninguno, pero su especialidad no era atrapar sino huir. Efe sabía muy bien que si algún día llegaban a descubrir que estaba fingiendo, y que en realidad jugaba solo, le matarían de una paliza. En 1962 no había muchas maneras incruentas para escapar del bullying.
Efe Glez (Toni García P.)
