Agudeza expresada en temblor con recorrido. Los ojos se abren de golpe. Los párpados se apartan y la pupila concluye su oclusión. Se libera y eleva la vista hasta provocar la nula percepción. Distinción inexistente por la abrumadora uniformidad.
Caída. Golpes en todas partes al rodar por una escalera de caracol. Iluminación tendente a la oscuridad conforme el final se acerca.
El rellano llega y un zapato negro avanza. Las puntas de los cordones chocan sobre él al unísono del talón. La perfecta coordinación del primer paso con un terreno farragoso. Rectas paralelas que jamás se juntan. La dureza del pleonasmo. El recorrido autoconsciente del ocaso. Música con los pies en el camino. Sincronización de la sinestesia con el ambiente.
Brillo redentor de la luz artificial sobre el plástico transparente, inundando el blanco de saturación. Manchas sobre la piel, del trabajo, del ayer que no termina y sigue, esperando volver rostros fugazmente para alimentar su existencia.