Se abrió una competición para diseñar un nuevo mueble. Se apuntaron dos gremios.
El primero colocó un tablón sobre tres patas, una de ellas más corta para facilitar la lectura de los pergaminos con la inclinación. El segundo colocó una cuarta pata y el tablón horizontal para que no cayeran las monedas que pondrían sobre él.
Al final ganaron los segundos y la gente se preocupa más por contar dinero que historias.