Si tuviera que describirlo con una palabra, sería emocionante. Lo veía pasear con los ojos cerrados y los auriculares puestos, como si no formara parte de este mundo. Lo escuchaba llorar como nadie antes había llorado, mientras se balanceaba por las calles y hablaba por teléfono. Lo escuchaba reír a carcajadas. Lo veía jugar con el fuego y acercarse al borde del acantilado. Lo veía amar intensamente, como si su vida dependiera de ello. Pero también lo veía romper corazones. Porque para él, nunca sería suficiente. Lo veía tan cerca y tan lejos… A veces incluso lo abrazaba, y cuando eso pasaba, pensaba que nunca estaría tan bien en ningún otro sitio. Lo veía correr, quién sabe hacia dónde. Lo sentía romperse. Cada vez que se resquebrajaba, ella se perdía. Porque lo veía, siempre que podía lo veía, y él a ella. Aunque en realidad… Él pensaba que la veía, pero claro que no, él jamás la vería.
Claro que no (Nuria)

Me gusta mucho lo que he leído, muy bien Nuria Boix