San Antónimo Mártir fue expulsado del santoral dos días después de la canonización porque sus detractores probaron que todos los milagros eran invenciones de Diodoto el Cómico. Según los denunciantes, se habían conocido en una bacanal donde, conscientes del auge del credo judeocristiano, esbozaron un personaje fervoroso que habría conseguido la redención de sus pecados a través del amor al prójimo. A partir de entonces, Diodoto se dedicó a escribir sermones moralizantes que el supuesto profeta salmodiaba en los foros para luego, sirviéndose del misticismo popular, realizar fabulosos milagros en las carnes de falsos poseídos, falsos tullidos y falsos muertos. La estafa generó un botín demasiado apetecible, así que el avaro Diodoto traicionó a su socio enviándole un endemoniado de verdad que lo mató de un mordisco en la yugular. Desde entonces, en la región de Kerch, antigua Panticopeo, se celebra la festividad de san Antónimo, día en que se meriendan los deliciosos Bocados del Diablo.
Bocado del diablo (Antonio J. Criado)
