Le contaba tantas cosas sobre aquel niño que, cada vez que su hija hablaba de él, su curiosidad crecía.
Para su pequeña princesa, aquel personaje era todo un aventurero, una personita con una cantidad de historias increíbles o, tal vez, con una imaginación desbordante.
-Y ese amiguito del que siempre hablas ¿cómo se llama Sofi?
-Se llama Esteban, papá.
-¿Y va contigo al cole, cariño?
-No papá ¡no te enteras! ¡Esteban vive aquí!
-Pero pequeña, aquí sólo vivimos mamá, papá y tú.
-El me contó que vive aquí hace muchos, muchos años. Un día estaba jugando cuando se cayó al pozo que hay en el jardín. Sus papás no pudieron sacarle y se ahogó. Desde entonces vive allí.
Un escalofrío recorrió su espalda.
-¿Sabes? A veces me llama para que juegue con él.