Recuerdo cuando fui primario en el pigmento y secundario en la luz. Cuando corrí por la tercera calle de la pista irisada y fui oro en el podio, medalla de luz y de sol. Recuerdo esos tiempos en que solía ser cadmio para artistas y gualda para vexilólogos. O cuando fui gendarme de mentira y mala suerte, de peligro y de atención. Recuerdo ser pelota en Londres y taxi en Nueva York. Agradezco al agua haberme dejado nadar en ella como submarino inglés o patito de bañera. Me acuerdo también de cuando turbé mentes, alegré ropas y estimulé intelectos. Teñí además dedos de fumadores y exquisitos arroces en Levante. En verano fui hierba en Castilla, pétalo de girasol, franja de jilguero y corazón de margarita. En otoño recuerdo haber sido hoja. Fui claro y optimista cuando el huevo me prestó su yema, el olivo su aceite y el limón su piel.
Fui todo hasta ese fatídico día en que una gota de azul tornó mi dicha en esperanza.
Amarillo (Pablo Calvo)
