Besos ladeados, directos y palpitantes. Besos de contacto, húmedos y viajeros. Besos atrevidos que encienden la pasión y besos rescatados del celuloide perfumados con el glamur hollywoodense de los años cincuenta. Besos con lengua y besos robados. Besos para no olvidar y besos sinceros a punto de extinguirse…
Y en cada vitrina un cartel: ¡No tocar! Peligro de enamorarse.