Él conocía bien el significado de la palabra «Aventurarse», y lo había sentido con su propia piel. La aventura no siempre se trata de correr a la orilla de los acantilados, a veces puedes tener la mayor aventura de tu vida, dentro de las paredes de tu habitación; y él la tuvo.
Solo con tenerla frente a él, su mente se aventuraba en su cuerpo, cada vez de forma distinta, ya que siempre había una nueva manera de amarla, de vivirla, de consumirla…
Y él, las encontraba todas.