Sé lo que soy, un obrero sin más. Es horrible trabajar todo el día, desde que despierta el sol hasta que duerme. Pero ese es mi trabajo, debo realizarlo incansablemente, no puedo flaquear o dejaría de ser útil.
Por momentos asumo como vital la importancia de mi papel, incluso llego a pensar que soy imprescindible, que mi presencia es fundamental en la cadena de trabajo. La mentira es agradable.
Los obreros solemos decirnos que si ahora no trabajamos luego no comemos, eso nos inspira fortaleza para continuar con el ritmo de trabajo diario. Cada cual tiene aquí su papel, la divina providencia se encarga de repartirlos y nosotros de acatarlos.
Aceptar lo que somos y el sistema en que vivimos es fundamental para la supervivencia, nuestro éxito se basa en la disciplina que nos imponemos a nosotros mismos, en mantenernos unidos.
Somos un todo, con nuestras divisiones internas y privilegios, con obligaciones y deberes para con nuestra Reina.
Soy una hormiga, y debo seguir con mi trabajo.
Obreros (David)
