En el mundo de la literatura existen amistades antológicas y enemistades célebres. Los autores se convierten en púgiles y sus afiladas metáforas son dardos envenenados dirigidos a su enemigo “literario”.
Buen número de estas malas relaciones son fruto de malas críticas a la obra de otro escritor célebre de la época. Repasemos algunas de las enemistades íntimas más conocidas de todos los tiempos y sus causas
Truman Capote y Jack Kerouac
Cuando Jack Kerouac sacó On the Road, levantó un gran revuelo en la sociedad Americana de la época. Lo cierto es que el referente de la generación beat no dejaba indiferente: amado u odiado. No existían grises. Parece que a Truman Capote la obra de Kerouac no solo no le gustó sino que le desagradó terriblemente. Esto es lo que comentó acerca del autor de On the Road en una entrevista en televisión:
“Ninguna de estas personas (de la generación Beat) tiene nada interesante que decir, y ninguno de ellos puede escribir, ni siquiera el señor Kerouac. Él no escribe, el golpea una máquina de escribir.”
Gore Vidal y Truman Capote
Como ya hemos mostrado en el anterior ejemplo, Truman Capote fue una figura controvertida de la sociedad americana, debido a su gusto por golpear verbalmente a otros autores en entrevistas televisivas. Esto le valió la enemistad del novelista y ensayista Gore Vidal. En una ocasión llegó a llamarlo “ama de casa de Kansas llena de prejuicios”. También dijo que realmente odiaba a Capote, como odiaría “un sucio animal que se ha colado en su casa”.
La polémica estaba servida.
Norman Mailer y Gore Vidal
Para no perder la tendencia, Gore Vidal tampoco era muy popular entre sus colegas de profesión. El ganador del premio Pulitzer, Normal Mailer, lo insultó de forma clamorosa durante una entrevista con las siguientes palabras
“He tenido que cruzarme con sus obras de vez en cuando y eso me ha ayudado a convertirme en un experto en contaminación intelectual”.
Para devolver el guante, Vidal dijo que no estaba seguro de que Mailer fuese un novelista completo, ya que sus obras “se componen de fragmentos y carece de identidad”.
Para cerrar el círculo de maldad, Mailer también dejó a Jack Kerouac un recado. “Tan pretencioso como una prostituta rica”.
Mark Twain y Jane Austen
Pobre Jane Austen. La escritora ya había fallecido cuando el escritor americano Mark Twain decidió ir a por ella de forma implacable. En una carta a un amigo escribió lo siguiente “Me encanta criticar a Jane Austen. Cada vez que leo Orgullo y Prejuicio quiero desenterrarla y golpearla en el cráneo con su propia espinilla. Es terrible”.
Prejuicio’ Quiero desenterrarla y la golpearon sobre el cráneo con su propia espinilla.
William Faulkner y Ernest Hemingway
Hemingway podría ocupar un artículo entero de Hablando con Letras titulado ¿Realmente existe alguien que no tuviese algún problema con Ernest? Él era un alcohólico, agresivo que se pasaba la vida despotricando contra F. Scott Fitzgerald.
William Faulkner tenía una idea especialmente baja acerca de su compañero de profesión, lo definió de la siguiente manera
“No tiene coraje. Nunca ha sabido utilizar una sola palabra que llevase al lector al diccionario”.
Hemingway, por supuesto, tenía una respuesta para esto.
“Pobre Faulkner. ¿Realmente te crees que las grandes emociones provienen de las grandes palabras?”.
Virginia Woolf y James Joyce
Si intentaste leer Ulises de James Joyce y fallaste tienes una compañera de desventura, Virginia Wolf. La autora escribió sobre la obra que es “el trabajo de un estudiante con nauseas rascándose las espinillas”.
Henry James y H. G. Wells
Esta es la historia de una amistad que se rompió. El autor de ciencia ficción H.H. Wells y el novelista Henry James solían tener una buena relación. La cosa se complicó cuando Wells escribió una novela que parodiaba el estilo de James. Desde ese momento empezaron a mandarse cartas con un desagradable resultado.
Ruth Rendell y Agatha Christie
Pobre Agatha Christie simplemente quería escribir novelas de misterio ubicadas en la campiña inglesa. Sin embargo, otra autora especializada en misterio y suspense quiso dejar claro su aversión a la obra de Christie. Ruth Rendell afirmó que “decir que los personajes de Christie son recortes de cartón es un insulto para los recortes de cartón”.
Bret Easton Ellis y David Foster Wallace
Finalizamos nuestra lista de literatos enemistado con una dupla que nos duele especialmente. Se podría pensar que el hecho de que Bret Easton Ellis y Foster Wallace sean figuras de culto entre los lectores independientes debería ser suficiente para fraguar una amistad eterna. Pues no. Wallace opinaba así sobre el estilo de la escritura de Ellis:
“Confundir la oscuridad con la profundidad es su error fatal. Me resulta tremendamente molesto”.
Por su parte, Ellis ha dedicado numerosos tweets a su odiado Wallace, como en el que señaló que «cualquiera que encuentre en David Foster Wallace un genio de la literatura debería ser incluido en el panteón literario de los tontos y los imbéciles”.